Toda mi vida he tenido terror a las extracciones sanguíneas, a las vacunas y a todos los que llevaran bata blanca, en fin, soy muy mala paciente y ésto me viene desde bien pequeña. Recuerdo que me entraba taquicardia desde el momento en el que llegábamos a la sala de espera de mi pediatra, cuando tenía que ir a los exámenes de salud de la infancia. Ni qué decir de cuando me tenían que hacer una extracción sanguínea, desde que me enteraba del día que tenía que ir para la extracción, no podía dormir bien, y el día de antes, ése ni dormía. Además, era frecuente en mí el llorar y tener reacciones vasovagales. Menos mal que "tengo buenas venas".
En cuanto a las vacunas, cuando venían las enfermeras al colegio para las vacunaciones, me entraban ganas de salir corriendo. Nos ponían en fila e íbamos pasando tal corderillos al matadero. Además, no ayudaba para nada que algún compañero se desmayara delante de ti.